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Ampliación del río Tula, una solución para la CDMX que afecta a Hidalgo

La noche del 6 de septiembre, las calles de Tula, Hidalgo, se cubrieron de lluvia y aguas negras provenientes del Valle de México. La inu...
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La noche del 6 de septiembre, las calles de Tula, Hidalgo, se cubrieron de lluvia y aguas negras provenientes del Valle de México. La inundación tras el desbordamiento del río dañó 31 mil viviendas, dejó más de 70 mil personas damnificadas y provocó la muerte de 14 pacientes de covid-19 internados en un hospital del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Para remediarlo, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) diseñó un Plan Hídrico que recientemente inició su segunda etapa de obras de ampliación y revestimiento del río Tula. Sin embargo, son los mismos damnificados, así como colectivos ambientales de la región, quienes se oponen a este proyecto.

“No están resolviendo el problema de fondo”, resume Violeta Arellano, vecina de la comunidad San Miguel Vindho, en Tula de Allende, e integrante de la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir.

“Si la Ciudad de México, el Valle de México, tiene la necesidad de expulsar toda esa agua para no inundarse, eligieron el camino fácil que es usar el cauce del río, hacerlo más grande, llenarlo de cemento, convertirlo en un canal y que nosotros recibamos todo…”, describió.

De acuerdo con información que ha presentado la Conagua en reuniones con ambientalistas y vecinos, el Plan Hídrico de Tula de Allende se divide en cuatro acciones: el desazolve —que consiste en la limpieza de drenajes — y la ampliación del río en dos etapas; la elaboración de un protocolo para temporada de lluvias; la creación de una red de estaciones de medición automática en la cuenca y, finalmente, la rectificación del cauce y su revestimiento de concreto.

En el proceso serán talados alrededor de 230 árboles, se planea demoler 80 edificaciones y se realizarán obras para elevar los puentes Metlac, Melchor Ocampo, Zaragoza y Tres Culturas.

Por esto último, a mediados de abril se hicieron oír las quejas ciudadanas por pérdida de vialidad y espacio para los micro negocios. También se realizó una manifestación de la Gran Asamblea de Damnificados de Tula, conformada desde finales de septiembre de 2021 por afectados de la inundación.

El objetivo de todas estas modificaciones, como han indicado autoridades federales y estatales, es aumentar el volumen de recepción del río para evitar inundaciones. Lo que para los habitantes de Tula se traduce en ampliar, talar y cementar el cauce con el propósito de recibir más aguas negras del Valle de México.

La misma Conagua ha hecho el estimado de que la capacidad aumentará a más del doble, pasando de los 230 metros cúbicos por segundo hasta los 677. Un equivalente a 677 mil litros por segundo, por encima de los más de 500 que se alcanzaron la madrugada del desborde.

“Para evitar las inundaciones en la Ciudad de México lo único que hacen es transferir (el agua) a una zona donde somos menos de 200 mil habitantes en comparación a los más de 100 millones de allá. Pero al final, nuestra vida vale lo mismo que quienes viven en la CDMX. Por qué traernos el problema, por qué no hacer su propio canal”, cuestionó Arellano.

Aunque las movilizaciones para rediseñar el Plan Hídrico han generado un par de reuniones y mesas de trabajo con la Conagua estatal, colectivos como la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir o la Gran Asamblea de Damnificados de Tula declararon en entrevista que no han recibido la respuesta esperada ni han sido considerados en las propuestas de diseño.

Tala de árboles contemplada para el Plan Hídrico de Tula de Allende. Fuente: Conagua (imagen proporcionada por la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir).

Tala de árboles contemplada para el Plan Hídrico de Tula de Allende. Fuente: Conagua (imagen proporcionada por la Red de Conciencia Ambiental Queremos Vivir).

Inundación anticipada

Tras la inundación en Tula pasaron dos meses para que las autoridades federales pudieran reconocer que las intensas lluvias de aquella noche de septiembre no eran la única causa del desastre.

El 15 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador mencionó durante su conferencia de prensa matutina que la Conagua publicaría un dictamen explicando qué había ocurrido. En éste se reconocieron por primera vez los estragos de las descargas provenientes del Valle de México.

“En la madrugada del martes 7 de septiembre, el caudal estimado que transitó por este río fue del orden de 500 m³/s (metros cúbicos por segundo), de los cuales 150 m³/s provenían de las descargas del Valle de México a través de los túneles Emisor Central y Emisor Oriente, 28 m³/s de río El Salto, 100 m³/s de la descarga de la presa Requena, 130 m³/s del río Tlautla, y 92 m³/s de la cuenca propia entre la salida de los túneles y la ciudad de Tula de Allende”, describe el documento entregado en una reunión de trabajo en Tula y obtenido mediante la Plataforma de Transparencia para esta publicación.

A esto se había sumado que desde días anteriores las lluvias intensas colapsaron el drenaje municipal de Ecatepec y ocurrió el desbordamiento del dren Chimalhuacán, en el Estado de México.

La Comisión también admitió que el río Tula no contaba con las obras de ampliación ordenadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) en 2016, previo a la entrada en operación del Túnel Emisor Oriente (TEO), un proyecto hidráulico de 62 kilómetros de largo que se construía desde el 2008 con el propósito de ayudar a incrementar la capacidad de drenaje.

Sin embargo, el dictamen también señaló a los grupos ambientalistas de la región como responsables por evitar las obras del TEO.

“En 2017 nos opusimos porque el proyecto consideraba la destrucción del ecosistema del río al derribar más de 9 mil árboles, la mayoría de ellos centenarios como el ahuehuete… El objetivo era que llegara más agua del TEO (del Valle de México a Tula), aunque ya teníamos la contaminación por el Túnel Emisor Central…”, explicó René Romero, parte del colectivo Comunidades en defensa de la vida y el territorio de la Región Tolteca.

Las protestas de ese momento lograron reuniones con Conagua para rediseñar el plan sin afectar al medio ambiente. Pero tras el fin del sexenio de Enrique Peña Nieto sólo se terminó uno de los cinco tramos que se tenían previstos y no hubo más avances.

“Las consignas principales eran la de ‘Ni un árbol más’ y ‘No al vertimiento del Túnel Emisor Oriente en el río Tula’, porque esto representa un volumen adicional que podría traer inundaciones”, agregó Romero.

Fue hasta 2019 que el presidente López Obrador inauguró el TEO sin concluir las primeras obras que había ordenado Semarnat. Esto completó el plan para que el Valle de México y el Valle del Mezquital, en Hidalgo, quedaran interconectados como parte del mismo Sistema de Drenaje Profundo.

Especialistas señalaron a The Washington Post que la inundación en Tula podría haberse evitado si se hubieran cerrado las compuertas del sistema de drenaje hasta que bajaran los niveles del río, pero esto habría ocasionado que la Ciudad de México se inundara.

“Supimos que las obras (del TEO) fueron paradas por los colectivos de ambientalistas que se oponían a la tala de árboles. Mucha gente con desconocimiento de este proyecto no nos involucramos hasta después de la inundación”, reconoció Berenice Pecina, presidenta de la Gran Asamble de Damnificados de Tula.

Durante la entrevista, Berenice describe que comenzó a adentrarse cuando ella y su familia fueron afectadas por la inundación en la calle Moctezuma.

Actualmente la Gran Asamblea, que inició con 10 representantes, cuenta con 70 de más de 20 calles afectadas como la Leandro Valle, Moctezuma, Héroes de Chapultepec, Toltecas, Heroico Colegio Militar, Callejón Club de Leones, Tres Culturas, La Carrera, Pueblo Nuevo, San Lorenzo, San Marcos y Vuelta del Río.

“Como grupo de damnificados y con el apoyo de todas las organizaciones, incluso los mismos ambientalistas que anteriormente habían hecho la labor de involucrarse en el proyecto inicial, llegamos a la conclusión de que sí queremos que se haga la limpieza del río Tula, pero no queremos la rectificación ni el cementado. El tramo donde se cementó la vez pasada también se inundó porque los drenajes están muy bajos, a nivel del piso”, explicó Pecina.

Tanto personas damnificadas como ambientalistas coinciden que la solución atiende de manera parcial el problema. Los esfuerzos del Plan Hídrico de la Conagua se están enfocando en la zona del centro de Tula, dejando de lado los 12 municipios por donde atraviesa el cauce.

A esto se une que las más de 70 mil personas afectadas por la inundación aún no han obtenido reparación de los daños.

Gastos y derrames por metro cúbico en la presa Endhó, localizada aguas abajo de la ciudad de Tula de Allende, encargada de recibir las descargas del río Tula. Obtenida vía solicitud de transparencia.

Gastos y derrames por metro cúbico en la presa Endhó, localizada aguas abajo de la ciudad de Tula de Allende, encargada de recibir las descargas del río Tula. Obtenida vía solicitud de transparencia.

Sin respuesta a soluciones

En 2005, la Organización de las Naciones Unidas consideró a Tula como una de las regiones más contaminadas en el mundo. Desde ese año las presas de Hidalgo —como la Endhó que recibe las descargas del río— fueron catalogadas por medios de comunicación como la letrina más grande a nivel internacional. Etiqueta con la que concuerdan los habitantes del municipio.

Vecinos de la región viven con el olor a putrefacción que emana de las aguas negras provenientes de la CDMX y se extienden por los alrededores del río.

La doctora en Ciencias del Instituto Politécnico Nacional, Beatriz Rodríguez Díaz, se involucró desde las primeras manifestaciones ante las obras de 2017 con la Red de Conciencia Ambiental, principalmente en la comunidad de San Miguel Vindho, para documentar y asesorar una tesis sobre el impacto ambiental de las descargas.

“La ampliación del cauce del río Tula desde hace muchos años, por interés y acción antrópica, afecta el aire, suelo y agua. Actualmente la vegetación se ha reducido considerablemente… además de tener suelos áridos y no cultivables que perjudican a los pobladores de la localidad…”, detalla la investigación.

A esto se unen los contaminantes de las cementeras de Cruz Azul y la refinería de Petróleos Mexicanos (Pemex) que también están activas en la zona.

En el Plan Hídrico de Tula de Allende no se menciona ninguno de los impactos que ya existen en el río. Tampoco hay acciones enfocadas en la prevención de daños ambientales.

“Ellos están resolviendo el problema de la Ciudad de México, nadie en ningún momento está pensando en nosotros”, expresó Violeta Arellano.

Como parte de las soluciones comunes que han planteado defensores ambientales, personas damnificadas y especialistas involucrados, está enfocarse en el origen del problema: la Ciudad de México.

Para esto será necesario restaurar los vasos reguladores que permitan la retención del agua. Lo que incluye el desazolve de la presa Requena, localizada sobre el río Tepeji para la descarga sobre el río Tula, y la presa Endhó. Pero también de otras como la presa Tacubaya que actualmente se encuentra en medio de las obras donde se realizará el Tren México-Toluca.

“Conagua nos dice que son proyectos muy caros los que pedimos. Pero más bien no hay voluntad política para hacer algo más sustentable”, agregó Berenice Pecina de la Red de Damnificados.

Ambos colectivos informan que llevarán las manifestaciones de lo regional a otras instancias federales para obtener respuesta. Aunque las obras de Conagua para ampliar el río Tula continúen, la defensa no se detendrá, aseguraron.

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