Vecinos de Magdalena Atlitic se resisten al proyecto Parque La Cañada, encabezado por inmobiliaria Frisa

La zona de La Cañada, en la alcaldía Magdalena Contreras, es la puerta al Bosque de los Dinamos, uno de los pulmones forestales más impor...
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La zona de La Cañada, en la alcaldía Magdalena Contreras, es la puerta al Bosque de los Dinamos, uno de los pulmones forestales más importantes de la Ciudad de México. 

Desde hace más de 50 años es uno de los puntos de encuentro para los habitantes del pueblo originario de Magdalena Atlitic. En esa área verde se realizan actividades deportivas, culturales y religiosas. 

El terreno de 113.46 hectáreas, que formó parte de la exhacienda La Cañada, ahora es el centro de conflicto entre comuneros y activistas con la compañía propietaria desde 1968, la inmobiliaria Grupo Frisa.

Carlos Alberto Jacal Téllez es parte del colectivo ‘En Defensa de los Dinamos’, un grupo de jóvenes que abiertamente se oponen al proyecto Parque Nacional La Cañada, que encabeza Grupo Frisa, en colaboración con la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema). 

“Frisa tiene su historia, donde tocan destruyen, y nosotros no queremos que intervengan La Cañada”, dice en entrevista con Periodismo Causa Natura, mientras realiza un recorrido por la zona. 

La Cañada abarca desde la orilla de la exhacienda hasta cerca del primer dinamo, un antiguo generador de energía eléctrica instalado en el bosque. (En total hay cuatro y eso da origen al nombre, Bosque de los Dinamos). De ese punto hacia arriba de la montaña hay una propiedad comunal que abarca un total de 2 mil 393 hectáreas. 

Foto: Alejandro Castro/ Causa Natura

Por este terreno atraviesan 2.5 kilómetros del Río Magdalena, el único río vivo de la Ciudad de México. 

Carlos asegura que aceptar el proyecto de Frisa es la puerta a la gentrificación y el acaparamiento inmobiliario, como se ha registrado en los pueblos de Xoco, en Benito Juárez, o Santa Fé, entre Álvaro Obregón y Cuajimalpa. 

De acuerdo con el Programa de Desarrollo Urbano de la alcaldía Magdalena Contreras, tanto el terreno como la propiedad comunal cuentan con uso de suelo de Preservación Ecológica (PE). 

Asimismo, desde junio de 1932 fue decretado como Zona de Protección Forestal, sin que hasta el momento haya modificaciones de ese estatus. 

José Sacramento, artista visual y comunero de Magdalena Atlitic, también forma parte del los opositores al proyecto, desde la Asamblea Comunitaria del pueblo. 

Según el comunero, no es la primera vez que se intenta realizar un proyecto en el área, pues asegura que en la década de los ochenta hubo pláticas con la comunidad para hacer un campo de golf.

Hace aproximadamente tres años, contó, un grupo de extranjeros comenzaron a acercarse a la zona a hacer mediciones. Era personal de Taller 13, un despacho de arquitectura que promovió inicialmente el proyecto Parque Natural La Cañada. 

El plano publicado en su sitio web contemplaba un museo del agua, humedales artificiales, mercado temporal, auditorio y un mirador y una zona de campamento con "refugios alpinos". 

Sin embargo, actualmente hay señalética colocada en la zona donde Grupo Frisa se deslinda del proyecto de Taller 13. 

“Grupo Frisa siempre viene con este discurso ecológico y luego destruyen la zona que dicen que van a rescatar. Así pasó en Puerto Aventuras, en Playa Rosarito, lo que quisieron hacen en Tlalpan con Biometrópolis”, dijo el comunero. 

Una de sus inquietudes es la infraestructura que les fue presentada en el proyecto inicial, pues para construirla se requiere cambiar el uso de suelo. 

Raúl Alfaro Segovia, representante de Relaciones Públicas de Grupo Frisa, dijo a Periodismo Causa Natura que el proyecto inicial de Taller 13 está descartado. “Como todo, es un proceso, se van quitando unas cosas, sumando otras”, afirmó. 

Alfaro Segovia aseguró que actualmente solo se tiene previsto hacer senderos interactivos. Aseguró que se trata de un parque privado con acceso público gratuito, a través del cual será posible restaurar el bosque, ordenar el comercio y evitar que se sigan dando las invasiones. 

“Quiero ser muy enfático con esto, no se contempla ningún tipo de desarrollo inmobiliario”, alegó. 

-¿Qué gana Grupo Frisa con la inversión que realizará para la construcción y posterior operación del Parque?, se cuestionó a Alfaro Segovia. 

El representante de la compañía respondió que acciones de este tipo responden a una tendencia global y dan buena imagen a la empresa. Sostuvo que en la compañía, con 63 años de antigüedad, hay un relevo generacional preocupado por el medio ambiente. 

El proyecto Parque Natural La Cañada está dirigido por Daniela Rivera Torres Burillo, hija del propietario de Frisa, Carlos Rivera Torres. 

Horacio Bonfil Sánchez, consultor ambiental al frente de esta iniciativa, sostuvo que el plan es convertir al parque en una Área Destinada Voluntariamente a la Conservación (ADVC), un mecanismo previsto en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (Lgeepa). 

El también biólogo indicó que ya se están realizando las gestiones para concretarlo. Asimismo, expuso que se pretende hacer un programa de saneamiento, pues hay árboles enfermos. 

Para Carlos, del colectivo En Defensa de los Dinamos, la palabra de la compañía no es suficiente, pues dijo que no es la primera vez que las inmobiliarias destruyen bosque y humedales para conseguir sus objetivos económicos. 

Foto: Alejandro Castro

“No dan información completa, cuando se les ha cuestionado sobre la devastación de Frisa en otros desarrollos no responden nada. Solo están negociando con los comerciantes”, se quejó. 

En la entrada de La Cañada se ha esparcido el comercio informal, que utiliza agua del río para las propias actividades y riego de aguas verdes. Se ofrecen servicios de alimentos, paseos en caballo y cuatrimotos, juegos mecánicos y sanitarios (a pesar de que no hay infraestructura de drenaje). 

El 28 de julio de 2021 los representantes de Grupo Frisa, Daniela Rivera Torres y Gilberto Llerena Gutiérrez, firmaron un convenio con los dirigentes del Comité de Comerciantes de La Cañada, Moises Alamilla Mendoza, Zenon Mendoza Acosta y Benito Mendoza Cabañas. 

Entre los puntos del convenio se establece que los comerciantes reconocen a Frisa como el propietario del terreno. Del mismo modo, se apunta que los vendedores continuarán ejerciendo sus actividades de forma vitalicia y generacional. 

José Sacramento, de la Asamblea Popular Magdalena Atlitic, aseveró que si bien los vendedores forman parte del pueblo, no cuentan con la venia de la comunidad. 

Incluso, se les responsabiliza por el deterioro ambiental del área. 

Raúl Alfaro Segovia, de Frisa, expuso que a los vendedores actuales se les permitirá continuar, pero no se aceptarán más. 

Otro de los objetivos en el proceso de socialización del proyecto son los directores de escuelas de educación básica. 

De acuerdo con el plan de la compañía, se busca constituir una Asociación Civil para la gestión y mantenimiento del parque, a través de la cual se podrán recibir donativos de la iniciativa privada. 

Frisa también administra el club hípico La Cañada, que abarca una superficie de 3.96 hectáreas y se ubica a un costado de la exhacienda, según indicó Raúl Alfaro Segovia. Este complejo está asentado sobre una fracción del predio con uso de suelo de Rescate Ecológico, de acuerdo con el Programa de Desarrollo Urbano de la Alcaldía Magdalena Contreras.

Cuenca del Río Magdalena, bajo asedio de las actividades humanas

La cuenca del Río Magdalena, mejor conocida como Los Dinamos, abarca una superficie de 30 kilómetros cuadrados. El río Magdalena es su principal escurrimiento perenne y contribuye en gran parte al abastecimiento de agua superficial en la Ciudad de México. 

El río entra a la zona urbana hasta llegar a la presa Anzaldo, a partir de ahí, es entubado y desemboca en el colector de la avenida Río Churubusco hasta los Viveros de Coyoacán. 

Para los comuneros, la actividad humana le ha pasado factura al bosque y al río. 

“Yo llevo toda la vida aquí y ha cambiado mucho. Antes estaba lleno, repleto de árboles, ahorita ya se han acabado mucho”, aseveró José Sacramento. 

De acuerdo con el Plan Maestro de Rescate del Río Magdalena, la zona presenta diversos procesos de deterioro.

Uno de los más relevantes es la pérdida de cobertura vegetal derivada de la tala clandestina. Otro factor que pone en riesgo a los ecosistemas son los incendios forestales.

“En la zona se desarrollan diversas actividades económicas, algunas de las cuales provocan fuertes impactos en el ambiente. Por un lado, el incremento de las actividades de recreación no controladas representa un problema, ya que no existen restricciones en cuanto al número de personas que ingresan desde la parte baja hasta la parte media de la cuenca, que es la zona más visitada”, dice el informe. 

Aunado a ello, se indica, no hay suficiente vigilancia y control sobre las actividades que realizan los visitantes y las áreas a las que pueden ingresar. 

Otro de los principales problemas es el crecimiento de la mancha urbana hacia terrenos de Preservación Ecológica. En la zona se estima que hay por lo menos 12 asentamientos irregulares. Los principales son Sayula y Cazulco, ubicados en las laderas de La Cañada. 

Estas colonias cuentan con servicios improvisados de drenaje o energía eléctrica, o en muchas viviendas no los tienen. Además del desmonte de vegetación para levantar viviendas, las aguas residuales y la tira de basura representan otro reto. 

El uso irregular de los predios para vivienda se da por dos razones principales. La primera, son habitantes a los que se les venden terrenos de forma ilegal y a bajo costo. La segunda son los propios comuneros que deciden acaparar predios para sus descendientes, sin respetar la reserva ecológica y sin el aval de la comunidad.

De acuerdo con el plano presentado por Grupo Frisa, las invasiones abarcan un total de 14.66 hectáreas del total del terreno de La Cañada, lo que representa un 13.99 por ciento de la superficie. 

Carlos, con sus 29 años de vida habitando en el pueblo de Magdalena Atlitic, afirmó que los cambios en los ecosistemas y en las formas de vida de la comunidad son notables. 

“Antes era muy barato rentar aquí, ahorita ya hay muchas casas grandes de gente de alto poder adquisitivo, poco a poco han ido entrando. Ahora también el bosque cada vez está más deteriorado, si no lo cuidamos ahora, después no se va a poder”, concluyó. 

Escrito por

Alejandro Castro

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